viernes, 23 de diciembre de 2016

El eterno debate de los regalos de Navidad entre empresas

Cada año, cuando se acerca la Navidad, comienza el trasiego de regalos de empresas. Los clientes tienen un detallito con sus proveedores, los administrados con los administradores, etc. El detallito en cuestión varía según la relación comercial y la importancia de la persona a la que se le mandan. Puede ser una botella de vino, una caja de botellas de vino, una cesta de productos típicos de Navidad, o un jamón.

Mi primera experiencia con los regalos de Navidad fue con un jamón precisamente. No porque me lo regalaran a mí, sino porque tuve que entregarlo yo. Al llegar al despacho del afortunado receptor, me preguntó si había algo para los demás integrantes de su oficina, y al decirle yo que sólo me habían dado eso, y que estaba a su nombre, sin dudarlo ni un momento me dio las llaves de su coche, y me pidió que lo metiera en el maletero "porque si los demás ven que para ellos no hay nada, a lo mejor se incomodan". Hice lo que me pedía, y al abrir el maletero, vi que allí había otra caja, de similares características a la que yo traía. Al terminar la entrega, le devolví las llaves, me firmó el albarán, y se despidió de mí.

Muchos años después de aquella anécdota, la crisis de los últimos años ha hecho disminuir la frecuencia y el valor de estos regalos, aunque sin llegar a destruir esta tradición. Y ahora, visto desde este lado, se plantea un debate. ¿es ético, para un auditor, aceptar un "detalle" de un auditado en Navidad?

En algunas empresas, directamente, existe una política definida sobre qué se puede aceptar y qué no. Así, se despejan las dudas. En ocasiones, se discrimina los regalos según su valor comercial, y así el "corte" se fija en el precio del regalo: no se pueden aceptar regalos de un valor comercial superior a un límite determinado, generalmente muy bajo, debiéndose devolver educadamente al remitente todos aquellos regalos que lo superen.
Otras veces, se aceptan los regalos "a la empresa", pero no los regalos "a trabajadores determinados". De esta forma, se juntan todos los regalos recibidos, y se reparten, por sorteo o mediante el método que se juzgue oportuno, entre todos los trabajadores.

Suponiendo que en una empresa no haya políticas de este tipo y que a un auditor se le haga un regalo por Navidad, y lo acepte, ¿en qué medida afecta eso a su imparcialidad para las auditorías que pueda realizar sobre ese auditado en particular durante el año siguiente?
Obviamente, dependerá del auditor en cuestión, y del regalo. No se quiebran las conciencias igual con un reloj de sobremesa con el logotipo del cliente, que con un jamón iberico.

Que cada cual actúe según le dicte la conciencia.



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