Cuando he preguntado alguna vez a aspirantes a auditores cómo creían que era una auditoría, o qué les evocaba esa palabra, he recibido respuestas de muchos tipos. demás de los consabidos tópicos, no necesariamente inciertos, de que "se trata de una oportunidad de mejorar aquello que está mal", o de que "es una herramienta de gestión", a veces alguien respondía que una auditoría podía ser una oportunidad de descubrir nuevas prácticas empresariales o diferentes culturas de trabajo.
Todo eso es cierto sin duda, pero algo que a veces se olvida es que además de lo anterior, también se aprende de enfermedades...
Llega un día en el que te avisan de que tienes que ir a auditar a África Central, y "te recomiendan" informarte, por si te hiciera falta alguna vacuna. Ahí empiezas a verlas de todos los colores: Fiebre amarilla, Meningitis Meningocócica, Fiebres tifoideas... y eso sólo para empezar. Digamos que es la base. Luego, depende del país particular que vayas a visitar; en África, o en América central, o en Asia... Te vuelves medio loco pensando en que cualquier mosquito que te pique te va a contagiar la Malaria, el Dengue, el Chikungunya o el Zika, y nunca vuelves a mirar a esos bichos con los mismos ojos, porque ahora son el enemigo.
En estos casos, lo mejor es pedir cita en los servicios de Sanidad Exterior, donde te aconsejarán las vacunas que te tienes que poner dependiendo del país o región que vayas a visitar. Eso sí, hazlo con antelación suficiente a tu viaje, porque hay algunas vacunas que requieren más de una dosis para ser efectivas, o que tardan algunos días en alcanzar su nivel máximo de protección. Algunas de esas vacunas te las puedes poner directamente allí (previo pago) y para otras tendrás que ir a tu médico de familia para que te las recete y no te cuesten (aquellas que estén incluidas en los programas de vacunación de tu Comunidad Autónoma). En cualquier caso, tendrás que anotarlas en la Cartilla Internacional de Vacunación, de color amarillo y con el tamaño exacto para que la puedas guardar dentro de tu pasaporte. No olvides llevarla contigo, ya que en algunos países te la pueden pedir para permitirte entrar (se me ocurren ahora Ghana y Sudán del Sur, por ejemplo).
Las vacunas por si solas no son garantía total de que no vayas a contraer una enfermedad. Otras medidas de protección, sencillas, pero eficaces, ayudan a mitigar el peligro. No frecuentar los lugares donde hay más mosquitos (lagos, humedales, ríos) a determinadas horas del día, generalmente el anochecer, vestir pantalón largo y camisas de manga larga, no ceñidos, y preferiblemente de colores claros, o usar repelentes de insectos pueden ayudar a evitar un contagio.
Pero si todo esto falla, si a pesar de todo, al volver de un viaje por algún lugar de riesgo presentas síntomas de fiebre alta, náuseas, dolor de cabeza, mareos, diarrea, etc. acude INMEDIATAMENTE a tu médico, e infórmale de tu viaje: Dónde has estado, cuánto tiempo, y cuándo has vuelto. No sólo facilitarás que se te pueda diagnosticar rápidamente una enfermedad rara, si es el caso, sino que disminuirá la probabilidad de que seas tú el origen de un contagio a otras personas que te rodean.
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