lunes, 20 de febrero de 2017

¿Es Pokémon Go el mejor compañero del auditor?

Pokémon Go, el juego de Niantic que se convirtió en una fiebre en verano del año pasado ha sido, desde entonces, un inseparable compañero de mis viajes de auditoría. No es que me ponga a cazar pokémons en medio del trabajo, ni mucho menos, pero hay situaciones en las que los monstruitos de bolsillo (al fin y al cabo, "pokémon" viene de "pocket monsters") te pueden salvar un momento aburrido.

Pongamos por caso, que estás en una ciudad desconocida, en un taxi en el que el conductor habla algo que no entiendes, y con la horrible sensación de que probablemente, te van a secuestrar sin que puedas hacer nada. En ese momento enciendes el teléfono, abres el juego, y para tu sorpresa, en ese semáforo, hay un bicho de esos que en tu casa no existen: Pues ya te ha alegrado el día. Se te ha olvidado lo del secuestro, y la carrera del taxi te parece más barata.

Otro ejemplo es cuando llegas a un hotel, en cualquier ciudad pequeña del norte de Europa, de noche cerrada en invierno, a eso de las seis de la tarde, y no hay absolutamente nada que hacer hasta el día siguiente. Abres tu Pokémon, y... ¡una poképarada!. De nuevo una alegría, porque puedes rellenar tus existencias de objetos mientras lees algo, ves la tele, o símplemente pasas hambre porque no hay ningún sitio donde comer. Ya los gastarás luego.

Un sitio ideal para cazar es un aeropuerto. Durante una conexión larga, después de haberte pasado varias horas leyendo sentado durante el viaje, lo que te apetece es estirar las piernas. Los aeropuertos suelen tener poképaradas estratégicamente situadas, así que puedes pasear distraídamente de una a otra, recogiendo objetos, y haciéndole kilómetros a los huevos que tengas puestos a incubar. es sólo una razón como otra cualquiera para que el tiempo pase, pero no deja de ser una buena razón, ¿por qué no?

                                                                

No menos importante es poder encontrar algo verdaderamente raro. Por ejemplo, uno de esos Pokémons que no hay en tu continente. Ahí es donde se ve la diferencia. Luego llegas a casa, te precipitas al primer gimnasio disponible, y empiezas a pelear como un loco para poder colocar allí a una de tus criaturas. Da lo mismo lo fuerte que sea. Se trata únicamente de decirle al mundo que tú lo tienes, y ellos no. Porque la envidia es uno de los motores que mueve el mundo, y el mundo Pokémon no es diferente.

Lo malo en todo esto es la batería. Siempre hay que tener la batería con carga suficiente para que el teléfono no te deje colgado. Al fin y al cabo, se trata de un viaje de trabajo.


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