jueves, 9 de febrero de 2017

Cómo perder un coche en un aparcamiento

Si haces viajes cortos, como, por ejemplo, para una auditoría (cómo no), puede ocurrir que vayas al aeropuerto con tu propio coche, y lo dejes aparcado un par de días en el aparcamiento. Si además eso lo haces a menudo, es posible que tengas la precaución de anotar el número de la plaza de aparcamiento para no tener que dar vueltas buscando tu coche a la llegada.

Hace algunos años, hice eso mismo en el P1 de Barajas. Recuerdo el número de la plaza, F8-5, como si fuera ayer. Era antes de un viaje a Barcelona, donde iba a estar tres días.
A mi vuelta, en el último Puente Aéreo del día, pago el ticket, voy hacia la plaza F8-5, y para mi sorpresa, allí no está mi coche. Miro una y otra vez la anotación en el ticket, compruebo que efectivamente es lo que pone en la plaza de aparcamiento, y no entiendo nada. Miro a un lado y a otro buscando el coche, inútilmente. Intento recordar cuáles eran los coches que estaban cerca cuando llegué, pero evidentemente, ni me había fijado, ni recordaba nadad de nada. La conclusión fue aterradora. ¡¡Me habían robado el coche!!

- "¿Y por qué el mío, si era viejo, habiendo otros coches mucho más apetecibles para llevarse? - pensaba yo, mientras estaba de pie, parado delante de una plaza vacía, con esa cara de estúpido que, de haber sido de día, habría provocado la risa de cualquiera que la hubiera visto.
- Pues porque al ser viejo es más fácil que se lo lleven... no tiene alarma, las cerraduras son más fáciles de romper..." - me respondía a mí mismo, intentando llegar a una explicación.

El caso es que el coche no estaba, y que algo tendría que hacer, si quería llegar a casa.

Recordé que hay una comisaría de Policía en la Terminal, así que volví para allá, con el firme propósito de presentar la correspondiente denuncia, después de haber mirado las dos o tres filas de coches inmediatamente anteriores y posteriores a la plaza en la que se suponía (lo había apuntado con letra clara e inequívoca....) que el coche debía encontrarse.



Llegué a la Terminal, y, obviamente, la Comisaría estaba cerrada a esas horas. Volví al aparcamiento para autoconvencerme de que el coche no estaba allí. Iba maldiciendo para mis adentros a todos los mangutas de coches y a las mafias que se llevan coches para venderlos por piezas, sin entender todavía cómo narices se le habría ocurrido a nadie llevarse "ese coche", habiendo otros mejores allí mismo.

De vuelta ante la plaza vacía, comprobando una vez más mi anotación y el número de plaza, llegué a la triste conclusión de que allí no había nada que hacer, y que si quería llegar a casa, debía coger un taxi, si es que a esa hora todavía quedaba alguno. Todavía enfadado con el mundo, fui andando hasta la Terminal, dónde está, al menos de día, la cola de taxis libres.

Al pasar por la caja de pago, vi que había un empleado todavía allí, y pensé que igual no era la primera vez que robaban un coche en ese aparcamiento, y que a lo mejor él tenía algún teléfono de guardia de la Policía para notificar el hecho. Con la intención de preguntarle eso, me acerqué a la ventanilla, y con la voz más tranquila que pude, le saludé.

- "Buenas noches... 
Y en ese momento, de mi boca salió una pregunta que yo no había pensado. Unas palabras que yo9 no quería pronunciar. Como si alguien hablara por mí.

- Podría por favor decirme cuántas plazas F8-5 hay? - Ya está, pensé... Hay que ser imbécil para preguntar eso... ¿en qué estaría pensando?

- Dos - respondió con absoluta tranquilidad el empleado, mirándome con cara apática.
- ¿Y cómo se distingue una de otra? - pregunté, sintiéndome muy idiota, pero esperanzado al fin y al cabo.
- Por el color del cartel.... verde o naranja.
- Y.... ¿dónde están cada uno de ellos? - la sensación de idiotez aumentaba por segundos.... 
- Pues a cada lado del paso de cebra que está allí. - Dijo, señalando hacia la derecha.
- Gracias. - fue lo único que acerté a decir, yéndome ya hacia donde había señalado.

Y me fui para allá, para encontrar, finalmente, en la plaza F8-5, mi coche.

A veces parece fácil identificar los elementos de un sistema. Por número, por colores, con letras, etc. Sin embargo, para que cada elemento quede identificado de forma inequívoca, el código utilizado no puede llevar a ninguna confusión. De lo contrario, estaremos en riesgo de cometer errores.

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