miércoles, 22 de marzo de 2017

Promesa cumplida

Allá por 1994, en el "centro de cálculo" de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos de Madrid había sólo cuatro ordenadores conectados a Internet. Al año siguiente, aumentaron a 10. Eran los inicios del uso masivo de internet, y del correo electrónico.

En aquel año, la Escuela asignaba cuentas de email únicamente a grupos de diez estudiantes, se utilizaba Netscape como navegador habitual, y Eudora como interfaz de correo. Prácticamente nadie conocía ninguna dirección web que sirviera para algo útil, y el uso de internet era, casi exclusivamente para "chatear" por IRC y similares, actividad a la que algunos compañeros dedicaban horas y horas todos los días.

A mí particularmente me estresaba mucho ver subir a toda velocidad las líneas que escribían desconocidos, generalmente para decir tonterías y groserías, casi sin tiempo de leerlas. Yo prefería otra herramienta, de apariencia mucho más modesta, donde no se podían cambiar los tipos de letra, ni poner dibujos, ni añadir colores. Era el TELNET, que tenía una utilidad parecida, pero al ser menos vistosa, gustaba menos. recuerdo que esperaba, sin escribir nada, hasta detectar algún comentario serio que me llamara la atención, y entonces, invitaba al desconocido autor a seguir conversando en alguna "sala" creada para la ocasión, fuera del maremágnum continuo de líneas y líneas de chat intrascendente.

Así entablé conversación con perfectos desconocidos, sobre temas más o menos interesantes. A veces, incluso, quedábamos para conectarnos a alguna determinada hora, para seguir la conversación. No había móviles en aquellos tiempos, y no todos teníamos dirección de correo electrónico y a veces establecer contacto era imposible, si los ordenadores estaban todos ocupados, por ejemplo. De todos los nicks con los que llegué a hablar, recuerdo aún algunos: Maorgui8, Peterb (con quien, más 20 años después, sigo teniendo contacto), yakuza... pero sobre todos ellos uno fue especialmente importante por una tontería: Africanus.

Africanus decía ser un estudiante de una Universidad Inglesa (No recuerdo cuál), y era el único que hablaba inglés en todo el chat. Por eso comenzó la conversación. Me comentó que era de Ghana, y me intentaba convencer de lo fantástico que era su país, y que tenía que conocerlo. Yo, que nunca se me había ocurrido viajar a África, y que no tenía ninguna intención de hacerlo, le prometí no obstante que visitaría Accra, de la que tan orgulloso se mostraba... Así, por motivos que no llego a comprender, le había prometido a un desconocido que haría algo que no tenía, en realidad, ninguna gana de hacer.

De pequeño me habían enseñado que las promesas hay que cumplirlas... siempre. Y siempre he procurado cumplir las que yo hacía, pero aquella... aquella no tenía ninguna pinta de que podría cumplirla... No había ningún motivo para viajar a Ghana, y además, no quería hacerlo.

Pues por la tontería (cada cual es libre de considerar importantes las cosas que quiera), durante años de vez en cuando recordaba aquella promesa que no tenía ningún interés en cumplir, y, sin llegar a quitarme el sueño, me molestaba.

Y un día surgió una auditoría (siempre una auditoría) en Accra, y si bien inicialmente no la iba a hacer yo, recordé, por casualidad, el episodio del TELNET de hacía más de dos décadas, y me fui para allá... De la auditoría no hay nada reseñable. La ciudad no me impactó lo más mínimo, pero por fin cumplí mi palabra.

Es una tontería. Lo sé. Mi desconocido conversador de seudónimo "Africanus" nunca me iba a pedir cuentas, porque probablemente, ni se acuerde del hecho que ocurrió hace 22 ó 23 años. Pero yo he cumplido una promesa, y mi espíritu está más tranquilo.

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